Me repudian bastante estos chicos jóvenes gays de derechas que quizás no saben ni que son de derechas pero son muy casposos. Este tipo de chico gay que piensa que como en Europa tenemos una aparente libertad aquí ya está todo conseguido y el resto de oprimidos que se jodan y se busquen la vida "como nosotros hemos hecho" aunque ellos nunca en su vida hayan movido un dedo para nadie ni nada más que para ellos mismos. Son productos de la muerte de la sociedad, seres inertes consumidores que no han aprendido a pensar ni empatizar. Zombies del neoliberalismo. Son cuerpos que luchan para ser bonitos y estéticos acorde con la moda y el mito delirante y decadente de la eterna juventud. Incluso se ríen de los que luchan para poder ser libres de verdad, libres de imitar los dogmas heteropatriarcales y de las normas del capital que lo convierten todo en moneda de cambio. Y es que como dijo un nuevo gran amigo mío, los maricas somos muy importantes porque desmontamos las bases del sexismo que secuestra las personas en un género construido, tumbamos uno de los pilares de esta cultura católica retrógrada, hipócrita y opresora, por eso nos han tenido tanto tiempo reprimidos y señalados como enfermos. Pero parece que ahora muchos se han conformado con el matrimonio, la alienación, el gimnasio y la cómoda privacidad, en este pequeño espacio rosa-chicle-vacío que el capitalismo nos ha reservado para que estemos calladitos y separados de las otras luchas.
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