Las matanzas del Estado Islámico no sólo son contra cristianos, también contra kurdos y musulmanes chiíes.
Esta horrible tragedia se ha producido principalmente porque las potencias de la OTAN y las monarquías del Golfo Pérsico han permitido que estos grupos camparan y se organizaran para tumbar regímenes en Irak, Afganistán, Libia y Siria, incluso los han financiado y armado con este mismo objetivo.
En el caso de Libia, los mercenarios islamistas que habían luchado contra Gaddafi se organizaron después en Mali para crear un estado islámico en el norte. En el caso de Siria, estos mercenarios se han organizado junto con los de Irak para formar este macabro estado.
Pero la razón principal es el vacío caótico que dejan estos estados de Irak, Libia o Siria cuando cae el régimen. También pasó en Somalia en los 90 y en Afganistán en 2001.
La política de la OTAN es una de las principales culpables de este caos en la región, su enorme irresponsabilidad a la hora de tumbar regímenes que no estaban bajo su órbita de influencia.
Ahora algunos se escandalizan por lo que está pasando en Irak. Pero esto no ha pasado de repente y porque sí. Nuestro propio país participó activamente en la guerra de Irak bajo el gobierno de Aznar, criminal de guerra que algún día será juzgado en La Haya.
Irak quedó debilitado con un estado casi inexistente, sumido en la inestabilidad y el terrorismo constante mientras España, EEUU y el resto de países que lo habían invadido hacían todo lo posible para huir cuanto antes y así no complicarse la opinión pública de cara a las elecciones. En esa maldita guerra de 2003 se encuentra el inicio de este caos en Irak.
Pero durante estos 11 años nos hemos olvidado prácticamente de este país que nuestro ejército invadió, y ahora de repente nos despertamos cuando es demasiado tarde para encontrar soluciones a corto plazo.
Además, ¿no os acordáis que hasta hace menos de un año la UE seguía apoyando a los "rebeldes" sirios presentándolos como si fueran los salvadores contra el tiránico régimen de Al Assad?
Es muy necesaria la autocrítica por parte de los estados miembros de la OTAN, más allá de basarnos en expresar nuestra rabia e impotencia. Y no habrá autocrítica en la OTAN si sus ciudadanos no empezamos a reivindicarla.
La hipocresía de nuestros gobiernos es extrema y recae en nosotros combatirla para algún día en el futuro parar las atrocidades que se cometen en el mundo. O almenos para que nuestros estados no estén detrás de ellas.
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